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Luchar contra el narcisismo infantil en la era del “Yo”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Por Adrián Cordellat

Desde 2009, Jean Twenge, profesora de psicología de la Universidad de San Diego y autora de los libros Epidemia narcisista y Generación Yo, ha escrito sobre el auge de los comportamientos narcisistas en EEUU. El estudio de miles de estudiantes norteamericanos le ha servido para proclamar que estos comportamientos han crecido “al mismo ritmo que la obesidad desde los años ochenta”. Una epidemia que, añade el doctor en medicina molecular y psicólogo Julio Rodríguez, autor de Prevenir el narcisismo (Plataforma), “tiene un alcance mundial”.

Como explica Rodríguez, en niños, e incluso en adolescentes, no se puede hablar de trastornos narcisistas, sino que todavía son rasgos que se pueden y se deben corregir a edades tempranas. ¿Cuáles son esos rasgos?, le preguntamos: “El egoísmo extremo, el vivir siempre de cara a los demás y nunca hacia uno mismo, el bullying (ya que un rasgo es la dominación, la humillación, la manipulación de los demás), el no soportar no ser el centro de atención, la necesidad del niño de exagerar sus habilidades y sus historias para llamar la atención, la no tolerancia a la frustración…”, enumera Rodríguez.

Pero entre esos rasgos sorprende sobre todo uno, la baja autoestima y la inseguridad, que uno nunca asociaría a una persona narcisista. “Parece que no, que esto no va con los narcisistas porque hacia fuera dan siempre una imagen de seguridad, pero no es así. Los narcisistas no se quieren a sí mismos, solo valoran sus cosas buenas, que además sobredimensionan, pero no las malas”.

Prevenir el narcisismo

Para Julio Rodríguez, existen cuatro pilares básicos que como padres podemos reforzar para evitar que nuestros hijos caigan atrapados por las redes del narcisismo: el amor incondicional, el fomento de la empatía, el respeto a los demás y la aceptación completa de uno mismo. “Con estos pilares se va construyendo una autoestima que permitirá a nuestros hijos construir una personalidad sólida. Y esta personalidad, a su vez, les aportará el bienestar psicológico y la estabilidad necesarias para establecer relaciones sociales profundas, sinceras, honestas e igualitarias, que es donde se encuentra el secreto de la felicidad”, explica. Porque el narcisismo, por el contrario, como añade el psicólogo, “es una garantía de infelicidad”.

“Parece que no, que la inseguridad no va con los narcisistas porque hacia fuera dan siempre una imagen de seguridad, pero no es así. Los narcisistas no se quieren a sí mismos, solo valoran sus cosas buenas, pero no las malas”

Explica el experto que los estilos educativos que más se correlacionan con el narcisismo son el hiperelogio y el amor condicionado.

Del primero afirma que hay que evitar expresiones como “eres el mejor”, “eres el más listo del mundo” o similares porque, en su opinión, “al final el niño integra estos mensajes en una idea hipertrofiada de sí mismo”. Por eso recomienda elogiar de una manera más relativa, “poniendo el énfasis en el proceso y en el esfuerzo, fundamental tanto para acotar el sentimiento de superioridad como para educar en el hecho de que conseguir las cosas cuesta”.

Del amor condicionado, que es el cariño o la atención que damos a los niños centrada en los logros, sostiene Rodríguez que pasa como con el hiperelogio, que en la mayoría de ocasiones lo hacemos de forma inconsciente, sin darnos cuenta: “Por culpa de los ritmos vitales que llevamos muchas veces no prestamos la suficiente atención a los niños o solo se la prestamos cuando hacen algo extraordinario. Y con eso, sin querer, estamos fomentando el narcisismo”.

El autor de Prevenir el narcisismo, por último, anima a los padres a enseñar a sus hijos a relativizar. Tanto a nivel de redes sociales: “tenemos que enseñarles que la realidad que ven en las redes sociales es muchas veces ficción, realidad con filtros. Y que basar la autoestima en los likes lleva a la más absoluta inestabilidad emocional”; como cuando hablamos de una competitividad mal entendida: “el que quiere ser el mejor en algo tiene que entender que serlo no te hace mejor a los demás, ni alguien superior, ni con más derechos o privilegios. Simplemente eres bueno en una cosa. Y además ser el mejor en algo es efímero, relativo y circunstancial en el tiempo y en el espacio”, explica.

«Existen cuatro pilares básicos que como padres podemos reforzar para evitar que nuestros hijos caigan atrapados por las redes del narcisismo: el amor incondicional, el fomento de la empatía, el respeto a los demás y la aceptación completa de uno mismo»

En ese sentido, recomienda un ejercicio muy fácil de llevar a la práctica y que consiste en que cuando veamos que nuestro hijo tiene un talento especial lo potenciemos, pero también le invitemos a hacer cosas en las que no es tan diestro. “Hacer algo en lo que no eres muy bueno es un ejercicio interesante, porque así aprendes lo que le cuesta a la gente hacer aquello que para ti es fácil. Y con eso ya estamos trabajando la empatía, el respeto hacia los demás y el quererse a uno mismo en lo bueno y en lo malo, con lo que estamos dando un paso importante para luchar contra el narcisismo”.

Las redes sociales:el nicho perfecto del narcisista

Para Julio Rodríguez, el mercado capitalista, a través de la necesidad que crea de tener siempre lo último, de no conformarse, de querer y aparentar más, está en parte detrás del auge del narcisismo. “Al mercado le interesa el narcisismo. El narcisista es adicto a pequeñas píldoras de felicidad consumista. Son picos de alegría que enganchan”, reflexiona.

Y en ese contexto, para el psicólogo, las redes sociales han supuesto “una ayuda a esta estrategia”,convertidas éstas en la metáfora perfecta, “el nicho perfecto del narcisista”: “En las redes sociales se dan relaciones interpersonales sin empatía, es un lugar en el que compartimos solo la parte buena de nosotros. Una parte buena que encima es mentira, porque retocas las imágenes, las decoras con filtros y haces una especie de teatrillo de tu vida”.

«Tenemos que enseñar a los niños que la realidad que ven en las redes sociales es muchas veces ficción, realidad con filtros. Y que basar la autoestima en los likes lleva a la más absoluta inestabilidad emocional”

A consecuencias de esto, sostiene Rodríguez, empiezan a surgir estudios que demuestran que las redes sociales “afectan negativamente a la gente” porque todos acabamos pensando que el resto personas tienen una vida mejor que la nuestra. “Y aquí hace falta un trabajo de racionalización que cuesta llevar a cabo”, concluye.

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