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Según psicólogas, hay que evitar etiquetar y juzgar a los padres de un niño que actúa como acosador en el colegio

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Para muchos padres aceptar que su hijo es un acosador supone pensar que han fallado en su educación, provoca que se cuestionen cómo han obrado como padres, pero “que un hijo actúe como acosador no debe ser visto como un fracaso de los padres”.

 

Según el informe anual sobre el acoso escolar de la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, que recoge la opinión de casi 11.000 estudiantes y 500 docentes y cuyos resultados fueron hechos públicos recientemente, un 15% de los alumnos piensa que en su clase hay algún alumno que sufre acoso escolar. La cifra, que ha experimentado un considerable descenso respecto a informes anteriores, muestra no obstante la prevalencia de un fenómeno que se hace visible en las consultas y centros de psicología.

“Por desgracia nos encontramos a muchos niños que han sufrido acoso escolar y que presentan dificultades a la hora de relacionarse y un bajo autoconcepto”, explica Gema Fuentes, doctora en Psicología y psicóloga de los Centros Crece Bien de Madrid, pioneros en la enseñanza y el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y de Aprendizaje, que señala que la principal preocupación y motivo de consulta se encuentra en el sufrimiento que los padres ven en sus hijos, manifestado en síntomas como las pesadillas, los llantos recurrentes, la dificultad para conciliar el sueño o la búsqueda de excusas para no ir al colegio.  “El acoso escolar es más evidente en los colegios que en casa. Algunos padres ven que sus hijos están sufriendo, pero no saben el porqué. Esto, como es normal, inquieta a muchas familias, ya que no saben qué es exactamente lo que está pasando ni cómo pueden ayudar a sus hijos”.

En ese sentido, Fuentes destaca la actitud proactiva de estos padres, ya que en su opinión uno de los más comunes pasa por mirar a otro lado o intentar quitar hierro al asunto: “Nos encontramos con padres que dicen que no es para tanto, que son simples bromas, pero con esto lo que hacemos, además de normalizar la violencia, es negar las emociones y el malestar que sienten los niños”. Para la experta, otro error suele ser recomendar al hijo que devuelva el golpe, ya que en ese caso lo que consiguen es enseñar que los problemas se solucionan de manera agresiva. “Además, en los casos de acoso escolar la víctima se siente pequeña e incapaz de enfrentarse al agresor”, añade.

Gema Fuentes destaca en estos casos la importancia de acudir a una consulta psicológica donde ayuden a los pequeños a desarrollar la resiliencia, esa capacidad que tenemos para sobreponernos a situaciones adversas: “Los niños que han pasado esta terrible situación pueden aprender estrategias que le sirvan en futuras situaciones. Si un niño aprende a pedir ayuda ante el acoso, luego sabrá pedirla y defenderse en otras circunstancias de la vida”.

 

CUANDO NUESTRO HIJO ES EL ACOSADOR

Aunque menos, la psicóloga de los Centros Crece Bien de Madrid apunta que también se encuentran con cada vez más casos en los que los niños que acuden a consulta son los acosadores, en este último caso normalmente derivados por los centros escolares.

“Para muchos padres aceptar que su hijo es un acosador supone pensar que han fallado en su educación, provoca que se cuestionen cómo han obrado como padres”, explica Fuentes, que destaca la importancia de no juzgar a los progenitores, no etiquetarles como “malos padres” o poner en duda los valores que transmiten a sus hijos: “Que un niño sea acosador no debe ser un fracaso para los padres. Es más, puede ser una oportunidad para que puedan ayudar a los más pequeños a que adquieran nuevas estrategias para relacionarse mejor y para fomentar la empatía”.

En ese sentido, la psicóloga recomienda a los padres no justificar las acciones de sus hijos, no etiquetar tampoco a los niños por sus comportamientos y saber ver también todo lo bueno que tienen. “Nos encontramos con muchos padres que, al ver que sus hijos son agresores, se centran en esas conductas que quieren corregir. En este punto, sin embargo, es fundamental también valorar lo que el niño hace bien, ya que de lo contrario el niño tendrá sensación de que todo lo hace mal”, concluye.

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